El «Aleluya». Su significado

aleluya2La Iglesia despidió con pena el Aleluya antes de empezar la Cuaresma, y ahora, en la Vigilia Pascual lo recibe de nuevo en un transporte de alegría como símbolo de su nueva resurrección con Cristo.

En la sinagoga y en el templo judío los salmos aleluyáticos eran cantados por un solista y todos los asistentes respondían con el Aleluya después de cada versículo. El canto del Aleluya entró en el culto cristiano, más tarde, en el tiempo de la formación e todas las liturgias de Oriente y de Occidente. En Occidente se acentuó cada vez más el carácter festivo del Aleluya llegándose a suprimir en Cuaresma y en los días de ayuno. Ocupó ya desde tiempos de Gregorio un lugar preeminente en el tiempo pascual, pero también se cantaba en los domingos de todo el año. El Aleluya es como la quintaesencia de la alabanza divina que anticipa y nos hace pregustar la alabanza que sin interrupción cantan los ángeles y elegidos en la Jerusalén celestial. Mientras no estemos en el cielo, el Aleluya será el canto y el consuelo del peregrino que canta y camina, el canto del navegante.

La palabra “Aleluya” viene del hebreo “hallelu-Yah”, “alabad a Yahvé, alabad a Dios”. Es una aclamación de los judíos, ya anterior al tiempo de Jesús, y ahora compartida también por los cristianos.

“Aleluya” se ha convertido en sinónimo de “¡alegría!”. Lo cantamos en las Eucaristías más festivas, como aclamación antes del Evangelio. Y sobre todo, en la cincuentena pascual, empezando por el solemne aleluya que se entona en la Vigilia Pascual, después de su silencio durante la Cuaresma.

Sería bueno que todos realizásemos en nuestras parroquias o comunidades lo que indica el Ceremonial de Obispos para la acogida en la Noche Santa del Aleluya: “terminada la epístola… uno de los diáconos o el lector va hacia el pontífice, dirigiéndose el siguiente feliz anuncio:

Reverendísimo Padre, os anuncio un gran gozo que es el Aleluya. Entonces, el obispo se levanta y con él toda la asamblea, y entona solemnemente el Aleluya.

Lo entonará tres veces, levantando gradualmente la voz, y lo repetirá cada vez la asamblea entera con el mismo tono. El salmista cantará el salmo al cual el pueblo responderá con el Aleluya”

– Deberá ser un momento solemne.

Donde canten todos.

Que los instrumentos musicales acompañen la voz.

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