Las moniciones

monicionesEste es un artículo sobre las moniciones, lo que son, las cualidades de una buena monición, sencillas pistas sobre el modo de hacerlas, para así contribuir a que las celebraciones litúrgicas sean más dignas y vividas.

Las moniciones
Hay varias clases de intervenciones: “indicativas” (posturas corporales, el modo de realizar una procesión), otras “explicativas” (ambientar una lectura desde un contexto histórico) y otras exhortativas (desde que actitud espiritual podemos cantar un salmo responsorial).

Cualidades de la Buena monición:
– Que sean breves: no a los tonos pesados, escolásticos y farfallosos por la largueza de la monición.
– Que sean sencillas, diáfanas: ayudar a captar mejor el contenido del rito o de las lecturas (evitar frases alambicadas, a base de oraciones subordinadas, queriendo decirlo todo).
– Que sean fieles al texto: que la monición ayude a escuchar la lectura desde la actitud justa (sin manipular su interpretación, dejándola abierta) y realizar el gesto simbólico (por ejemplo, el gesto de la paz) exactamente dentro de su identidad y finalidad.
“ Que sean discretas: discretas en número (hacer las convenientes y no siempre las mismas), evitando la palabrerí­a.
– Que sean pedagógicas: producir el efecto deseado (despertar el interés por la lectura, suscitar la actitud interna).
– Que estén bien preparadas: normalmente por escrito y además en coordinación con el presidente (es importante que haya confluencia de direcciones entre el presidente con su homilí­a, el que hace las moniciones y el que escoge y dirige los cantos).

Pistas sencillas sobre el modo de hacerlas:
-Que las diga la misma persona: para dar unidad al conjunto (el que proclama la lectura no debe ser el que también dice la monición, así­ distinguiremos la palabra nuestra de la Palabra de Dios).
– Es mejor decirlas aunque estén escritas (la monición pide una comunicatividad especial).
– Las moniciones que ofrecen los libros o las hojas pastorales las tiene que considerar el monitor (o el equipo que prepara la celebración) como sugerencias, como material que tendrá mucho de aprovechable, pero no como dogmáticas. A partir de lo que allí­ se dice, con sentido litúrgico y sintoní­a con la comunidad, deben llegar al lenguaje más válido de una monición.

Monición de entrada:
– Que motive próximamente la celebración que empieza, conectarla con la vida, con la fiesta o las circunstancias especiales del dí­a.
Monición a la «Palabra:
– Que no sea una homilí­a anticipada, o un resumen de lo que ya la lectura misma va a decir (que no adelante el contenido o lo resuma).
– Que prepare la escucha, motive la actitud de interés y de obediencia a la fe.
– Es útil que presente el contexto histórico de una lectura.
– Que despierte la atención de la comunidad a partir de las circunstancias que estamos viviendo en la actualidad o que suscite una pregunta reflexiva sobre nuestro modo de comportarnos frente a esta situación, sobre si se aplican estas palabras de increpación o de alabanza.

La monición lo que hace es presentar que la lectura que vamos a escuchar es de interés también para nosotros (abrir el apetito)
(cogido del artí­culo: Los ministerios laicales. Autor: Arturo Reyes, Lima-Perú)

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