100 citas espirituales, que pueden ser de tu interés

 

“Sólo cree de verdad el que practica lo que cree”.
San Gregorio Magno.

“Cuando te abandones de verdad en el Señor, aprenderás a contentarte con lo que venga, y a no perder la serenidad, si las tareas –a pesar de haber puesto todo tu empeño- no salen a tu gusto… Porque habrán salido como le conviene a Dios que salgan”.
J. Escrivá de Balaguer.

«No debemos usar a Dios como se usa una muleta para caminar».
Remo Cantoni.

“Enfermos: cuando se les hace más duro, refúgiense en el corazón de Cristo: allí mi corazón encontrará con ustedes la fuerza y el amor”.
Madre Teresa de Calcuta.

“Nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre dispuestos a perdonar”.
San Juan Crisóstomo.

“¿Sabéis cuál es la primera tentación que el demonio presenta a una persona que ha comenzado a servir mejor a Dios?. Es el respeto humano”.
Santo Cura de Ars.

«El infierno es no amar más».
G. Bernanos.

“Un Cristianismo del que se pretendiera arrancar la cruz de la mortificación voluntaria y la penitencia, so pretexto de que esas prácticas son residuos oscurantistas, ese Cristianismo desvirtuado lo sería tan sólo de nombre; ni conservaría la doctrina del Evangelio ni serviría para encaminar en pos de Cristo los pasos de los hombres”.
J. Orlandis.

«Dios muchas veces nos ayuda no ayudándonos».
Sertillanges.

“Es un hecho cierto que el demonio no puede seducir a nadie, si no es aquel que libremente le presta el consentimiento de su voluntad”.
Casiano.

“Quiero situarme en el corazón de la Iglesia para ofrecer amor”.
Santa Teresita del Niño Jesús.

“Pues el bien de la gracia de un solo hombre es mayor que el bien natural del universo entero”.
Santo Tomás.

«No paralices a Dios con tu pretensión de ayudarlo. Deja de estorbarlo».
C. Studd.

«Cuando Dios tiene su altar en el corazón de la madre toda la casa es su templo»
Gertrud von le Fort.

«Dios es un ser silencioso. El pesa cada una de sus palabras».
Jean-Francois Six.

“Cuando uno de nosotros reconoce que está triste, debe pensar: es que no estoy suficientemente cerca de Cristo”.
Ma. García Dorronsoro.

«Un día sin oración es como un cielo sin sol y un jardín sin flores».
Juan XXIII.

“El hombre que tiene el corazón endurecido y la conciencia deformada, aunque pueda tener la plenitud de las fuerzas y de las capacidades físicas, es un enfermo espiritual y es preciso hacer cualquier cosa para devolverle la salud del alma”.
Juan Pablo II.

“A Dios hay que buscarle, servirle y amarle desinteresadamente; ni por ser virtuoso, ni por adquirir la santidad, ni por la gracia, ni por el Cielo, ni por la dicha de poseerle, sino sólo por amarle”.
Francisca Javiera del Valle.

“Es tan agradecido, que un alzar de ojos con acordarnos de El no deja sin premio”.
Santa Teresa.

“El alma que venza la potencia del demonio no lo podrá conseguir sin oración ni podrá entender sus engaños sin mortificación y sin humildad”.
San Juan de la Cruz.

“No dejen de decir a los niños que son amigos de los santos que están en el cielo, de la Santísima Virgen y en particular de Jesús”.
Marcelino Champagnat.

“Dios nunca manda lo imposible, pero nos ordena hacer lo que podemos, y pedir lo que no está en nuestra mano hacer”.
San Agustín.

«Rezar es descubrir la presencia y los latidos del corazón de Dios en la banalidad de lo cotidiano».
D. Mollat.

«Ya estaba al final del camino cuando comprendió que arrodillarse ayudaba a caminar».
F. Kapusciack.

“El amor –no me cansaré de repetirlo- empieza por el hogar”.
Madre Teresa de Calcuta.

“Antes de permitir que hable su lengua, el apóstol debería elevar su alma hasta Dios para verter luego lo que ha bebido y dar aquello de lo que está lleno”.
San Agustín.

“Los instrumentos de Dios son siempre los humildes”.
San Juan Crisóstomo.

“¿No convendréis conmigo en que, si no alcanzamos lo que pedimos a Dios, es porque no oramos con fe, con el corazón bastante puro, con la confianza bastante grande, o porque no perseveramos en la oración como debiéramos?”.
Santo Cura de Ars.

“Lo cantaré siempre, aunque las rosas tengan que cultivarse en medio de espinas. Cuanto más grandes y punzantes sean las espinas, más dulce ha de ser mi canto”.
Santa Teresita del Niño Jesús.

“¿Cómo quieres que te oigan si, a parte de quererles y servirles con tu oración y mortificación, no les hablas?”.
J. Escrivá de Balaguer.

«Dios da la oración a quien reza».
San Juan Clímaco.

“El alma que ama a Dios de veras no deja por pereza de hacer lo que pueda para encontrar al Hijo de Dios. Y después que ha hecho todo lo que puede, no se queda satisfecha, pues piensa que no ha hecho nada”.
San Juan de la Cruz.

“El amor nos hará apresurar los pasos, y el temor nos hará ir mirando adónde ponemos los pies para no caer”.
Santa Teresa.

“Lo que Eva perdió por desobediencia, María lo salvó con la obediencia”.
San Ireneo.

«La belleza y el color de las imágenes estimulan mi oración. Es una fiesta para mis ojos, del mismo modo que el espectáculo del campo estimula mi corazón para dar gloria a Dios».
San Juan Damasceno.

“Los que han sido llamados a la acción, se equivocarían si pensasen que están dispensados de la vida contemplativa”.
Santo Tomás.

“Convertirnos quiere decir buscar de nuevo el perdón y la fuerza de Dios en el Sacramento de la reconciliación y así volver a empezar siempre, avanzando cada día”.
Juan Pablo II

“Quien tiene la misión de decir cosas grandes, está obligado igualmente a practicarlas”.
San Gregorio Magno.

«El Señor sabe quien soy. Esto me basta».
Juan XXIII.

«El hombre de ingenio sabe que su gloria es más frágil que un sueño; que el brillo que lo rodea es más vano que los fantasmas de la noche».
San Basilio.

«Hablemos siempre de cualquier persona como si ella estuviera presente».
Chiara Lubich.

«La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella».
Tertuliano.

«Espero a Dios como golosina».
Arthur Rimbaud.

“No estropeemos la flor abriéndola con los dedos. La flor se abrirá y el fruto madurará en la estación y en la hora que sólo Dios sabe. A nosotros nos toca sembrar, regar… y esperar”.
G. Chevrot.

«Si el enfermo se avergüenza de descubrir su llaga al médico, la medicina no cura lo que ignora».
San Jerónimo.

“La esperanza cristiana ha de ser activa, evitando la presunción; y debe ser firme e invencible, para rechazar el desaliento”.
R. Garrigou-Lagrange.

“No descansaré hasta haber logrado un tierno amor hacia mi dulcísima Madre María”.
San Juan Berchmans.

«Amar es ser capaz de decir: te felicito. Amar es ser capaz de decir: perdóname. Amar es ser capaz de perdonar».
Marcel Beauchemin.

«Ten verdadero dolor de los pecados que confiesas, por leves que sean, y haz firme propósito de la enmienda para adelante».
San Francisco de Sales.

«El mejor libro de moral es nuestra conciencia. Tenemos que consultarlo muy a menudo».
Pascal.

“Observad cómo, en medio del infortunio, los cristianos continúan la predicación, en vez de descuidarla”.
San Juan Crisóstomo.

«La oración es la llave de la mañana y el cierre de la noche».
Owen Feltham.

“Es muy posible que en alguna ocasión, a solas con un crucifijo, se te vengan las lágrimas a los ojos. No te domines… Pero procura que ese llanto acabe en un propósito”.
J. Escrivá de Balaguer.

«El pan que tienes de reserva es del hambriento».
San Basilio.

“Cargar con la cruz es algo grande. Quiere decir afrontar la vida con coraje, sin blanduras ni vilezas; quiere decir transformar en energía moral las dificultades que nunca faltarán; quiere decir comprender el dolor humano, y, por último, saber amar verdaderamente”.
Pablo VI.

«Tu faz, Señor, es mi patria».
Sta. Teresa de Avila.

“Sólo desde la fe se comprende qué es lo que de verdad nos jugamos con la justicia o la injusticia de nuestros actos: acoger o rechazar a Jesucristo”.
P. Rodríguez.

“Todo el que quiere progresar en la vida espiritual necesita tener alegría”.
Santo Tomás.

«Dios se halla allá donde el hombre lo deja entrar».
Mondel de Kotzk.

“También nosotros, como María, tenemos que ir en busca de nuestros hijos, lo mismo que hizo ella cuando Jesús se extravió. Tenemos que vivir la preocupación de saber dónde están nuestros niños”.
Madre Teresa de Calcuta.

«El más fuerte será siempre aquél que junte las manos».
S. Kierkegaard.

«El sufrimiento es una especie de sacramento para quien lo recibe sin odio».
Louis Evely.

«¿Qué tendría de extraordinario si Dios hubiera sacado el mundo de una materia preexistente? El poder de Dios se muestra precisamente cuando parte de la nada para hacer todo».
San Teófilo de Antioquía.

«La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo».
Newman.

“¿Qué haremos, preguntáis algunas veces, en la presencia de Jesús Sacramentado? Amarle, alabarle, agradecerle y pedirle. ¿Qué hace un sediento en vista de una fuente cristalina?”.
San Alfonso Ma. de Ligorio.

“La familia es la única comunidad en la que todo hombre es amado por sí mismo, por lo que es y no por lo que tiene”.
Juan Pablo II.

«El hombre para elevarse tiene que ponerse de rodillas».
Papini

“Las cosas pequeñas son realmente pequeñas, pero el ser fieles en las cosas pequeñas es cosa grande”.
San Agustín.

«Acércate a Cristo como adorador y no como crítico».
San Efrén.

“El demonio es un gran perro encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que solamente muerde a quienes se le acercan demasiado”.
Santo Cura de Ars.

“Si hay pocos que llegan a un alto estado de unión con Dios se debe a que muchos no quieren sujetarse a mayor desconsuelo y mortificación”.
San Juan de la Cruz.

«Para mí es mejor morir en Cristo Jesús que reinar de un extremo a otro de la tierra».
San Ignacio de Antioquía.

«No dejes de usar misericordia para que no seas excluido de perdón cuando lo necesites».
San Asterio.

«La comprensión de las palabras divinas crece con su reiterada lectura».
San Gregorio Magno.

 

“¡Qué pena, si tú y yo no supiéramos detener a Jesús que pasa!, ¡Qué dolor, si no le pedimos que se quede!”.
J. Escrivá de Balaguer.

“¿Conocemos nosotros a nuestros pobres? ¿Conocemos nosotros a los pobres de nuestra casa, de nuestra familia? Quizá su hambre no sea de un trozo de pan”.
Madre Teresa de Calcuta.

“Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor”.
San Juan de la Cruz.

“¡Cuál va a ser nuestro horror cuando Jesucristo nos muestre las cosas por las cuales le hemos abandonado!”.
Santo Cura de Ars.

“Los árboles que crecen en lugares sombreados y libres de vientos, mientras que externamente se desarrollan con aspecto próspero se hacen blandos y fangosos; sin embargo, los árboles que viven en las cumbres, agitados por muchos vientos y constantemente expuestos a la intemperie, golpeados por fortísimas tempestades y cubiertos de frecuentes nieves, se hacen más robustos que el hierro”.
San Juan Crisóstomo.

“Porque la pobreza no condujo a Lázaro al Cielo, sino la humildad, y las riquezas no impidieron al rico entrar en el gran descanso, sino su egoísmo e infidelidad”.
San Gregorio Magno.

“Cuando obro y pienso en caridad, siento que es Jesús quien obra en mí”.
Santa Teresita del Niño Jesús.

“El aspecto más siniestramente típico de la época moderna consiste en la absurda tentación de querer construir un orden temporal sólido y fecundo sin Dios, único fundamento en el que puede sostenerse”.
Juan XXIII

«Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida».
San Basilio.

“El demonio tratará de seducir y apartar el espíritu humano para que viole los preceptos de Dios, oscureciendo poco a poco el corazón de aquellos que tratan de servirle con el propósito de que olviden al verdadero Dios, sirviéndole a él como si fuera el verdadero Dios”.
San Ireneo.

«La sangre de los mártires es semilla de cristianos».
Tertuliano.

“¿Qué no hace el amor? Ved como trabajan los que aman: no sienten lo que padecen, aumentan sus esfuerzos según aumentan las dificultades”.
San Agustín.

«Preguntas cómo el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo y el vino… En Sangre de Cristo. Te respondo: el Espíritu Santo irrumpe y realiza aquello que sobrepasa toda palabra y todo pensamiento».
San Juan Damasceno.

“Aprended a llamar blanco a lo blanco y negro a lo negro; mal al mal, y bien al bien. Aprended a llamar pecado al pecado”.
Juan Pablo II.

“Cuando alguno se ve particularmente dominado por un defecto, debe armarse sólo contra ese enemigo, y tratar de combatirlo antes que a otros, pues mientras no lo hayamos superado echaremos a perder los frutos de la victoria conseguida sobre los demás”.
San Juan Clímaco.

“Amor saca amor”
Santa Teresa.

“Donde hay amor a la justicia, donde existe respeto a la dignidad de la persona humana, donde no se busca el propio capricho o la propia utilidad, sino el servicio a Dios y a los hombres, allí se encuentra la paz”.
A del Portillo.

«Quien no se ama a sí mismo, no ama a los demás».
A. Kner.

“Es necesario sufrir con paciencia no sólo el estar enfermos, sino el estarlo de la enfermedad que Dios quiere, entre las personas que quiere y con las incomodidades que quiere, y lo mismo digo de las demás tribulaciones”.
San Francisco de Sales.

«Solamente quien pasa por el hielo del dolor, llega a la inocencia del amor».
Chiara Lubich.

“La Humanidad sigue a Cristo con desesperante parsimonia, porque hay demasiados cristianos que sólo siguen a Jesús de lejos, desde muy lejos”.
G. Chevrot.

“La caridad es la vía para seguir a Dios más de cerca”.
Santo Tomás.

«Solamente aquello que tiene por fundamento a Jesucristo puede permanecer. Aquello que tiene otro fundamento no puede durar y ser sólido.
A. Chevirer.

“Desconocer Las Escrituras es desconocer a Cristo”.
San Jerónimo.

“Hay que ser misericordiosos para saber dar discretamente un consejo saludable a quienes de él tienen necesidad; un consejo provechoso, que lejos de desalentarles les anime con fuerza y suavidad al mismo tiempo”.

 

R. Garrigou-Lagrange.


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